El consumo de la pornografía en adolescentes, ¿cómo combatirlo?

El consumo de la pornografía en adolescentes, ¿cómo combatirlo?

¡Es una realidad! Al día de hoy, el acceso a Internet facilita como nunca antes el acceso de los adolescentes a contenidos sexuales explícitos. ¡Este es su principal medio para ver porno! Precisamente, porque el contenido es accesible y asequible; e Internet permite el anonimato. Todo ello, facilita el inicio en el consumo de pornografía en adolescentes.

¡Seamos claros! Probablemente, tu hijo/a adolescente ve porno. Aunque no te des cuenta o no le hayas prestado atención. Pero, antes de convertirte en policía e intentar pillarle para, luego, darle un sermón moralista, presta atención a lo que te diré a continuación.

Consumo de pornografía en adolescentes ¿Cuándo empiezan los chavales a ver porno?

Uno de los aspectos más preocupantes en relación con el consumo de pornografía en adolescentes es la temprana edad a la que se inician en esta experiencia. En España, la media de edad del primer contacto con la pornografía se adelanta a los 8 años. Sorprendentemente, este consumo se hace frecuente y relativamente estable a los 13 años en los varones y los 15 años en las chicas.

El informe «(Des)información sexual: pornografía y adolescencia» de la organización Save the Children proporciona datos inquietantes: los adolescentes comienzan a ver porno a los 12 años. Cerca de 7 de cada 10 (el 68,2%) la consumen habitualmente. Lo ven en la intimidad (93,9%) y en el móvil. Prefieren los contenidos gratuitos online (98,5%), basados principalmente en la violencia y la desigualdad. Más de la mitad de los adolescentes que consumen pornografía se inspiran en ellos para sus propias experiencias. Por si fuera poco, para el 30% de ellos, estos vídeos son su única fuente de información sobre sexualidad.

Aun así, las investigaciones han arrojado una notable variabilidad en cuanto a la prevalencia del uso de pornografía en la población adolescente, con cifras que oscilan entre el 30% y el 80% en el caso de los chavales, y del 4% al 36% en las chavalas. Estos resultados pueden variar de acuerdo a la edad, el país y el tipo de encuesta aplicada. No obstante, el perfil del usuario de pornografía más habitual es en su mayoría masculino, con una edad puberal más avanzada y más interesado en la sexualidad.

¿Contacto accidental o intencional? El uso problemático de pornografía

En lo que respecta a la intencionalidad, los datos nos indican que aproximadamente el 70% de los adolescentes acceden de forma accidental a la pornografía. Esto sucede cuando la encuentran por error en Internet, cuando hacen consultas no relacionadas con una intención sexual primaria, o bien reciben mensajes no solicitados mediante el móvil o el correo electrónico. En cambio, alrededor del 30% de los adolescentes acceden al porno deliberada e intencionalmente entre los 10 y los 18 años.

Más preocupante aún es que entre estos jóvenes usuarios de pornografía, el 37,7% de los varones y el 19,3% de las mujeres son considerados usuarios de riesgo. Esto significa que tienen mayor probabilidad de desarrollar un uso problemático de pornografía (UPP).

Si bien, el UPP no está reconocido como una entidad clínica diagnóstica en el ámbito internacional, si cuenta con aceptación en los sectores científico, clínico y académico. El UPP, “adicción a la pornografía” o “adicción a la pornografía en Internet”, como también se le conoce, consiste en cualquier uso de pornografía capaz de producir consecuencias considerablemente negativas en los planos interpersonal, vocacional o personal del usuario. Por cierto, el UPP prevalece alrededor del 2% al 17% de los usuarios adultos de pornografía.

Problemas del consumo de pornografía en adolescentes

Desde luego, el acceso sin restricciones a la pornografía online está planteando preocupaciones significativas sobre cómo afecta a la salud mental y el desarrollo de los adolescentes. Entre las consecuencias nocivas, encontramos una serie de problemas que merecen nuestra atención:

  • Deterioro de las relaciones interpersonales: El consumo excesivo de pornografía puede llevar a un aislamiento social, ya que los adolescentes pueden preferir la satisfacción instantánea que ofrece la pornografía sobre las relaciones personales genuinas.
  • Aumento de la inclinación a cosificar la figura femenina y a incurrir en estereotipos de género: La pornografía a menudo retrata a las mujeres de manera “cosificada” y refuerza estereotipos de género perjudiciales, lo que puede influir en la percepción distorsionada de las relaciones entre los adolescentes.
  • Desarrollo de actitudes permisivas sexuales: La exposición constante a la pornografía puede normalizar prácticas sexuales extremas o poco realistas, lo que puede llevar a comportamientos sexuales de riesgo.
  • Instrumentalización de la sexualidad: Los adolescentes pueden comenzar a ver la sexualidad como un acto puramente físico y transaccional en lugar de una expresión íntima y emocional.
  • Conductas sexuales de riesgo: El consumo frecuente de porno puede llevar a la imitación de prácticas sexuales arriesgadas y poco seguras, lo que aumenta la posibilidad de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados.
  • Consumo de drogas: En algunos casos, el consumo de pornografía puede llevar a un interés en experiencias más extremas, incluyendo el uso de sustancias que pueden tener graves repercusiones para la salud.
  • Problemas en las relaciones familiares: El secreto y la vergüenza asociados al consumo de pornografía en adolescentes pueden afectar negativamente las relaciones familiares. Esto dificulta la comunicación abierta y el apoyo emocional.

Es importante entender que no siempre el consumo de pornografía generará estos problemas, pero es crítico estar alerta y tomar medidas preventivas.

Manifestaciones clínicas y efectos en el cerebro

Por otra parte, es relevante destacar que no existe un umbral claro que indique cuándo el consumo de pornografía se convierte en problemático. Pensemos en una evolución que va desde el uso ocasional y puramente recreativo, pasando por el uso problemático, hasta el abuso. Empezamos a ver problemas cuando una alta frecuencia de consumo deviene en manifestaciones clínicas. Entre ellas: síntomas depresivos y de ansiedad, incapacidad para identificar y regular las emociones, baja autoestima, disfunciones sexuales y dificultades en las relaciones afectivas.

Por otro lado, el cerebro de los adolescentes es especialmente susceptible a la influencia de la pornografía. Existen pruebas científicas que demuestran que la continua exposición a la gratificación proporcionada por la pornografía activa procesos cerebrales muy parecidos a los derivados de las adicciones al alcohol y a las drogas.

En efecto, las escenas pornográficas estimulan la liberación de altos niveles de dopamina en el cerebro, creando una sensación de recompensa. Con el tiempo, esto puede llevar al deterioro del sistema de recompensa de la dopamina en relación con las fuentes de placer naturales. Como resultado, los adolescentes pueden dejar de disfrutar de las actividades cotidianas que solían darles satisfacción.

Más aún, el consumo excesivo de pornografía en adolescentes puede llevar a cambios estructurales y químicos en el cerebro. Esto se manifiesta a través de síntomas como ansiedad, estrés, dificultad para la concentración, falta de motivación, apatía, cambios de humor repentinos, y una disminución en el deseo de socializar. Los adolescentes pueden sentirse atrapados en una rutina de consumo que afecta negativamente su bienestar emocional y su calidad de vida.

Cómo evitar el consumo de pornografía en adolescentes

¿Has pillado a tu hijo/a viendo porno? ¿Sospechas que lo está haciendo? Aquí te ofrezco algunas estrategias clave para ayudarte a abordar este tema y promover un comportamiento saludable:

  • Dialoga de manera abierta y en confianza: Ya hablé anteriormente de la importancia de ofrecer a tus hijos una educación sexual adecuada. En este sentido, debes establecer una comunicación abierta con ellos. Proporcionar un espacio seguro a tu hijo/a adolescente donde pueda hablar sobre sus inquietudes y experiencias relacionadas con la sexualidad y la pornografía es fundamental.
  • Desmitificar la pornografía: Habla con tu hijo/a adolescente sobre la realidad de la pornografía, sus aspectos ficticios y sus peligros potenciales. De este modo desarrollarán una comprensión más equilibrada sobre este contenido.
  • Fomenta la autoestima y el control personal: Ayudar a los adolescentes a desarrollar una sana autoestima y el control sobre su propio cuerpo puede fortalecer su capacidad para tomar decisiones informadas y saludables sobre su sexualidad.
  • Educa en igualdad y respeto a la diversidad: Es decir, fomenta una comprensión sólida de la igualdad de género y el respeto a la diversidad sexual. Esto ayuda a tus hijos a cuestionar los estereotipos y la “cosificación” que a menudo se encuentran en la pornografía.
  • ¿Tecnología? Sí, pero con precaución: Enseña a tus niños y adolescentes cómo utilizar de manera segura y responsable la tecnología. Dado lo inevitable de que entren en contacto con ella, educarlos en este aspecto es crítico. Sobre todo, promueve el respeto a la privacidad en línea y la conciencia de los peligros potenciales.
  • Fomenta actividades alternativas: Incentiva la participación en actividades deportivas, excursiones y otras formas de entretenimiento. Estas fomentan la interacción social y el desarrollo de habilidades fuera de la pantalla.

¿Tu hijo/a ve demasiada porno? ¡Puedo ayudarte!

Si notas un consumo compulsivo de pornografía en tu hijo/a adolescente que derive en los trastornos de los que ya hablé, puedo ayudarte.

Soy Mercedes Cimas, psicóloga clínica especialista en adolescentes y con más de 15 años de experiencia. Al igual que trato toda clase de problemas de conducta, adicciones y traumas que presenten tus hijos, puedo ayudar a solucionar problemas de uso excesivo de porno. Para ello, empleo la terapia breve cognitiva y la terapia indirecta para adolescentes, metodologías probadas que proporcionan resultados efectivos.

Trabajo en estrecha colaboración con los jóvenes y sus familias para abordar los problemas subyacentes que contribuyen al consumo problemático de pornografía en adolescentes. Si estás interesado/a en alguno de mis talleres para familias, profesores y alumnos, contacta conmigo.